6 de dezembro de 2010

Boletín a-posteriori Nº8


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Ecos epistémicos, clínicos y políticos

Todos los miembros y asociados de la NEL están invitados a participar en este boletín con sus textos, comentarios, testimonios y observaciones sobre las VI Jornadas de la NEL “El laberinto de las identificaciones”, realizado en Bogotá los días 5, 6 y 7 de noviembre de 2010.

Moderadoras: Piedad Ortega de Spurrier y Clara María Holguín

“a-posteriori” destaca de los comentarios realizados por Juan Fernando Pérez, de la NEL-Medellín, Laura Arciniegas de la NEL-Bogotá y Patricia Tagle de la NEL-Lima, el saldo político de las Jornadas: “existe una Escuela lacaniana entre nosotros”, “una política que nos orienta hacia la Escuela del Pase”, “una política que nos permitirá alojar efectivamente a la Escuela Una en su seno: inscribirnos en su lógica y consentir a ella”.

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Un certamen que se pueda caracterizar por la intensidad de su trabajo, por la buena calidad de la producción en sus actividades, por el progreso que se mostró, con relación a eventos precedentes, en la formación de quienes participan en él, por la calidez y seriedad de los vínculos establecidos, por tanto por sus consecuencias institucionales positivas, es un certamen que se puede calificar de muy valioso y estimulante para lo que así busca.

El certamen permitió conseguir no pocos objetivos. Destaco uno, entre varios posibles: hoy los analistas de la NEL saben mucho más acerca de en qué consiste eso que Freud llamó las identificaciones. Esto en medida no despreciable, justifica una reunión tal. Que no haya Minotauros que cazar, que sí laberintos a recorrer es algo que saben hoy plenamente los participantes. Saben también que al final es posible para algunos lograr "un vacío amable", según la expresión propuesta por Leonardo, nuestro amigo.

A diez años de haber iniciado la NEL su trabajo, como "Escuela en formación", es posible afirmar que el período sucedido no ha sido en vano y que el psicoanálisis de la Orientación Lacaniana se ha fortalecido en los países donde la NEL tiene asiento; que en ella hay analistas lacanianos; que estos tienen presencia en nuestra área geográfica; que éstos trabajan con decisión, correctamente orientados, insertos en una comunidad de trabajo que es estimulante, que exponen su clínica y que nutren a otros con su producción.

Tuve ocasión de asistir en Bogotá a trabajos de miembros de la NEL elaborados en torno a su propio caso, donde la honradez y autenticidad en lo propuesto y la seriedad de la sustentación, me resultó muy estimulante y aun conmovedora en ciertos casos. Creo que se puede afirmar que el pase ha dejado de ser un fantasma y un ideal lejano, que éste se ha colocado en el horizonte de la Escuela. Los invitados, tanto en el seminario del INES como en sus exposiciones en las Jornadas, produjeron huellas profundas en los participantes y de tal manera se fortalecieron los lazos con las Escuelas que apoyaron con su presencia las Jornadas. Todo ello le da pleno sentido a la existencia de la NEL.

¿Deficiencias? Ciertamente. No mayores. He asistido a diversos eventos de otras instituciones psicoanalíticas, algunas cercanas a la NEL. El evento de Bogotá nada desdice si se le piensa con relación a esas otros eventos.

En Medellín, un número importante de participantes en las Jornadas de Bogotá se reunió para hablar de lo que el evento representó para cada uno. La conclusión es unánime: con la NEL sabemos que existe una Escuela lacaniana entre nosotros.

Queda un camino por recorrer y tareas muy diversas por cumplir. Seguramente en el 2012, en Medellín, podremos constatar nuevos logros.

Juan Fernando Pérez

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Un saldo clínico, epistémico y político.

"Vayamos en principio a esta palabra 'Escuela'. Escuela no es Universidad. Se trata menos de un saber adquirido que habría que divulgar que de transmitir un no saber exactamente localizado en el discurso universal, y donde se origina un deseo especial. Sin embargo, acudimos al discurso de la Universidad para situar por contraste la Escuela. La Escuela da cuenta también del discurso del amo, en tanto tiene un estatuto legal, en tanto es un sujeto de derecho. Una Escuela tiene también, o debería tener, algo del discurso histérico, ya que es aquel cuyo producto es el saber. Cuando la Escuela es histérica ¿cuál es el significante amo que pone a trabajar? El significante a partir del cual ponemos todo en cuestión, 'more socrático', es la palabra 'analítico'. La Escuela es esta comunidad que hace de 'lo analítico' un significante amo, instrumento de su pregunta. Resta el cuarto discurso. ¿No sería más interesante llegar hasta pensar la Escuela en el discurso analítico?………la 'doctrina secreta' de Lacan sobre la Escuela: él consideraba su Escuela como siendo de punta a punta una experiencia analítica". (J-A Miller, Intervención sobre el mutualismo, en La Erótica del Tiempo y otros textos, Tres Haches, pág 69).

Un momento de cambio, de transición, de inflexión de la NEL, es lo que se pudo percibir en las pasadas Jornadas de la NEL realizadas en Bogotá. Un deseo vivo, de trabajo conjunto que rescató en todo momento el uno por uno, una preparación previa y cuidadosa de los detalles en diferentes niveles, permitieron que las Jornadas se tradujeran en un verdadero encuentro con un saldo positivo al poner en acto una política de la enunciación que empieza a dar sus frutos. Corresponde a cada uno dimensionar los efectos subjetivos considerando el lugar desde el cual estuvo y se sintió convocado.

Se trata de una política que nos pone, cada vez más decididamente en la orientación de una verdadera Escuela, una que ponga al significante "analítico" como el agente de su discurso, de su trabajo constante y cotidiano. Una política que nos orienta hacia la Escuela del Pase, al poner el acento en la pregunta por el análisis de cada uno, por el recorrido analítico propio, teniendo si, en la mira su final.

Laura Arciniegas

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¿Qué es un AE, para la Escuela?

Me queda esta pregunta como saldo, luego de estas Jornadas, y de escuchar insistentemente, que somos una Escuela que aún no tiene AE. Ni Pase, entiéndase el dispositivo.

¿Será que “tener” un AE nos haría consistir como Escuela, en el imaginario del “entre las Escuelas”? ¿Será que es lo que nos falta, para completarnos?

Lo que resultaría paradójico, dado que el AE, en tanto Analista de la Escuela, está supuesto a preservar el agujero constituyente de la Escuela de Lacan. De allí que los AE lo sean de la Escuela Una, ante todo.

Toparme con esta pregunta me confrontó (y me sigue confrontando) de un modo nuevo con la propia inconsistencia, y con un nuevo modo de pensar la Escuela.

Desde esta perspectiva pienso que la Escuela Una es el nombre de la inconsistencia de la Escuela y un dispositivo para preservar ese “vacío amable”, tal como lo nombré en el curso de la Conversación que tuvo lugar en la mesa en la que participé. Un recurso para “molestar la defensa” de la Escuela, que en su vida efectiva se presenta como aquello que Gonzalo Cabrera ha llamado un empuje a unificar y completar, a taponar de forma tal que no quede nada sin decir…, en su reciente contribución al Boletín A-Posteriori.

No podemos negar la tensión existente entre la lógica de la articulación entre lo Uno y lo Múltiple -propia de la forma asociativa de la Escuela- y la lógica del No-todo propia de la Escuela Una, como Escuela del Pase. Es en el seno de esta tensión necesaria donde me gustaría situar las consecuencias epistémicas y políticas del trabajo que realizamos en el marco de nuestras recientes Jornadas.

Pienso que el paso necesario para la NEL en el presente es alojar efectivamente a la Escuela Una en su seno: inscribirse en su lógica, consentir a ella. De un modo que tenga consecuencias.

Lo que supondrá, por un lado, un modo de funcionamiento asociativo moebiano, sin solución de continuidad entre lo Uno y lo Múltiple; ambos girando en torno al agujero constitutivo de la Escuela, el “no existe El Analista”: S (A/), nuestro real.

Y, de otro lado, hacer una nueva experiencia de la transferencia de trabajo y del ágalma de la Escuela en el horizonte del Pase. Amar en la Escuela, y amar a la Escuela, de un modo nuevo. En suma, ser capaces de advenir a un nuevo estilo de trabajo donde no-todo pueda decirse, pensarse, saberse, tenerse.

Patricia Tagle Barton



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