8 de fevereiro de 2009

[nel-debates] POIESIS 15‏

NEL-Guayaquil

poiesis


Boletín del CID de Guayaquil
No 15 septiembre 2009
Responsables: Mónica de Espinel – Elena Sper – Juan de Althaus

Poiesis inicia sus publicaciones del 2009 con un recuento de la conferencia "La felicidad programada" que ofreció María Hortensia Cárdenas, en noviembre del año pasado, dentro de la programación conjunta de la Maestría en Psicoanálisis de la Universidad Católica y el CID Guayaquil. En su intervención relacionó el empuje a la satisfacción en un mundo regido por el mercado con la imposibilidad de la tristeza y cuestionó las psicoterapias que buscan la adaptación a los "circuitos de felicidad".

La conferencia completa puede obtenerse a través de los responsables de Poiesis. Mónica F.C. de Espinel



"La felicidad programada"

María Hortensia Cárdenas


María Hortensia Cárdenas, en su conferencia, analizó la época actual regida por la globalización con sus efectos de aislamiento y exclusión. En ella, los sujetos se sienten sin rumbo, dijo, y padecen por la pérdida de referencias e identificaciones: "Faltan referentes del discurso del Otro en el cual representarse y ubicarse".

Respecto a la pregunta sobre el "¿cómo ser?", propuso que antes los ideales sostenían y regulaban las relaciones, orientaban el vínculo con el otro. En la actualidad, la pérdida de valores tiene efectos: "… sentimientos de angustia, violencia, depresiones, ataques de pánico…"

El mercado es el nuevo amo que dice cómo ser y estar en la vida; el mercado es el que propone las identificaciones. Cita a Miller: "La cuestión de la felicidad, formulada antes a nivel colectivo, hoy se ha vuelto cuestión del goce, conforme a la lógica individualista de la modernidad".

En este estado de cosas, se demanda la felicidad, bajo la "tiranía" de los objetos que empujan al goce, a la satisfacción sin restricciones. El imperativo a ser feliz hace que "la felicidad también (sea) un objeto de consumo". Sin embargo, el peligro sobre el cual advirtió María Hortensia radica en desconocer "…que por la vía del consumo se aplasta el deseo… la felicidad necesita del deseo del Otro".

Luego María Hortensia hizo alusión al discurso científico que "… busca hacer existir una causalidad programada y en el cual el trauma surge como un obstáculo a esta programación". Se refirió a los excesos del DSM IV, el cual "… plantea al trauma como un disturbio susceptible de ser removido". Cuando el ciudadano se ve perjudicado por las rupturas en la programación, aparecen especialistas que asistirían al ciudadano –es la tesis de Laurent–; sin embargo, en esto, el sujeto queda fuera de la responsabilidad de sus actos.

El discurso de la ciencia presiona por hacer evaluable el malestar en los sujetos, traducirlo en estadísticas y determinar tratamientos uniformes, iguales para todos. Pero María Hortensia pregunta "…si la felicidad o la tristeza son objetivables, ¿cómo explicar las variaciones en estos afectos entre los individuos a lo largo del tiempo?"

Al respecto, se refirió cómo, para Éric Laurent, se ha reemplazado la heterogeneidad de las causas del deseo por medidas que no toman en cuenta la subjetividad. También citó las políticas que "… ignoran las paradojas de la pulsión y del inconsciente, que no se pueden controlar." Dijo que "…el enfoque del tratamiento psicoterapéutico apunta a elevar la autoestima." En una época que no se está permitido estar triste ni aburrido aparecen como solución el tratamiento con fármacos, con las llamadas "píldoras de la felicidad",

Por el contrario, María Hortensia propuso pensar el problema de la depresión, ubicando la posición subjetiva en relación con el malestar de la época y frente a los mandatos que los sujetos deben cumplir para alcanzar la felicidad. "Una psicoterapia que intente adaptar al sujeto a los circuitos de felicidad solo conduce a más sufrimiento y más soledad", concluyó.

Finalmente, resaltó el valor del síntoma, que si bien ubica el fracaso del lazo social, a la vez posibilita el vínculo social con el Otro y asegura el despertar del deseo. "En esa línea nos orientamos y empeñamos, es la ética del psicoanálisis, es nuestra política".

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