14 de novembro de 2006

NEL- Medellín


Cierre de las Jornadas “Las formas del mal vivir”

NEL- Medellín


En nombre de todos los integrantes de la Sede, quiero agradecer a todos ustedes por haber acogido esta invitación a pensar y conversar sobre los diversos problemas que hoy aquejan de manera ruidosa o silenciosa nuestro vivir y en los que cada uno, a su manera y desde su quehacer particular, se ve concernido.

Además de agradecerles su asistencia quiero resaltar el espíritu respetuoso e interesado en la manera como ustedes dieron vida a estas Jornadas. Cuando se me pidió que hiciera el cierre, me pregunté cómo hacerlo, entonces decidí aplicarme con concentración a la tarea de dejarme enseñar para luego decirles algo sobre aquello que consiguiera recoger.

A continuación entonces lo que recojo de estas Jornadas, es decir, aquello que sitúo bajo la expresión “Formas del mal vivir”.

Una relación hace de marco para pensar el problema: lo social y lo subjetivo. Las transformaciones sociales articuladas a las implicaciones subjetivas, donde dicha articulación no se reduce a la relación causa-efecto, ni al decir que lo uno determina lo otro, sino que más bien las formas del mal vivir dan cuenta de un anudamiento complejo de estas dos dimensiones, que requiere ser comprendido. Y que el psicoanálisis aporta a dicha comprensión cuando nos da elementos para pensar lo social, sin borrar lo subjetivo.

Al interior de ese marco se expusieron una serie de fenómenos, los cuales considero que podemos tomar como las formas tal como lo anunciaba el título de nuestras Jornadas, fenómenos que en su diversidad comparten un cierto carácter de exceso. Ellos son: violencia social, exigencias subjetivas insostenibles, impulsividad, soledad, desamor, conductas de riesgo (ese que lleva a la destrucción), prostitución; en el escenario de lo íntimo o de lo público, implicando desde el cuerpo, hasta el Estado.

Como protagonistas de lo que acordamos llamar mal vivir encontramos: la mujer (madre o hija) expuesta al imperativo de la palabra materna, el niño tomado por la impulsividad que lo excluye, el educador impotente, los padres que en su afán de completar a sus hijos no le dan lugar a su deseo, el artista (escritor, poeta, pintor) con su esfuerzo de poesía logrado o fallido, en lo que respecta a soportar la vida, el adolescente que ante la “inhospitalidad del mundo” prescinde del Otro en sus pasajes al acto o se dirige a él en sus actings out, dada la sordera del deseo que en ese Otro encuentra.

La clínica también fue protagonista, de las jornadas, puesto que exposición tras exposición ella se presentaba como lugar de extracción del material para la construcción de saber, que va y vuelve respecto a lo social, por cuanto la relación del sujeto con su goce pasa por el Otro, sea el oscuro, satánico, mortificante, o aquel vivificante y del deseo, por cuanto es así que el sujeto constituye sus síntomas.

Filosofía, ciencia y capitalismo. El primero como referente teórico actual y fundamental para el psicoanálisis, el cual nutre el conocimiento para una mejor comprensión de la lógica de la ciencia y el capitalismo.

Ofertas de la ciencia (cirugías estéticas, medicamentos) para perpetuar el rechazo al malestar y con ello exacerbar el mal vivir, obstaculizando e impidiendo la invención que cada uno pueda hacer de un tratamiento: aquel de su propia vida.

Ofertas del capitalismo, que en su lógica de acumulación y derroche, reduce al sujeto mismo a la condición de objeto de gasto y consumo, a lo cual cada uno se adhiere de manera singular y diferente de acuerdo a su estructura.

Algunos dichos que hablan:

“Mientras menos veo más vivo” (Un graffiti en una comuna de Medellín)
“Una dosis que permita vivir y pintar” (Una paciente psicótica, artista, que cuestiona su medicación)
“Amar sin vivir” (Un hombre enamorado vía internet)
“Liberarse de la vida” (Poesía de una adolescente que se suicida)

Para terminar, considero que podemos plantearnos el mal vivir como efecto del rechazo (¿o denegación?) del mal-estar que la cultura impone; que el psicoanálisis es una apuesta ética, no técnica, del bien-decir ante el Otro que no existe y lo real. Un bien-decir que esfuerza la palabra más allá de su engaño de comunicación, más allá de su impotencia de “no poder decir lo que sé”, más allá de su servicio al goce. Forzar la palabra para hacerla decir.

Estas Jornadas fueron un esfuerzo de palabra, posible gracias a una comunidad de trabajo.


Claudia Velásquez

Medellín, noviembre 11 de 2006

Um comentário:

Anônimo disse...

El pasado fin de semana realizamos las segundas Jornadas anuales de nuestra Sede, tanto las primeras Angustias urbanas, como las de Noviembre Las formas del malvivir, retomaron la coordenada de las IV Jornadas de la NEL en Guayaquil Los nombres de la angustia en el malvivir de la época. Si las primeras prepararon el terreno, estas últimas se sirvieron de los efectos de formación producidos por las Jornadas de la Escuela. Las palabras de cierre de Claudia Velásquez, dan cuenta de esos efectos y de cómo una comunidad de trabajo puede ser relanzada en el deseo; la nutrida asistencia de cerca de 100 personas, prueba el lugar conquistado por la NEL-Medellín en la ciudad.

María Cristina Giraldo, por la Comisión de organización.